Placer y seguridad a caballo
Horas a Caballo
Club Deportivo – Escuela ecuestre – Turismo activo
Todo empezó cuando Salvador Arrabal se ofreció a cuidar un caballo. El primer caballo fue Estuco, un caballo castaño, pequeño, valiente y entero que vino de la Serrota, por la parte de Cepeda de la Mora, provincia de Ávila. En agosto de 1987 Estuco y yo hicimos en cuatro días una ruta de Riocabado (Ávila) a la Laguna Grande de Gredos y vuelta. Aquella primera ruta me abrió una puerta y me enseñó el principio del pozo sin fondo de la actividad ecuestre.
Del otro lado de la puerta estaba el placer por viajar a caballo, la necesidad por vivir la relación con el animal, por conocerle, por compartir el campo abierto y la intemperie con el, por montar más y sobre todo por conocerle y por aprender a montar mejor. Ese ha sido y es el espíritu, el motor y el denominador común de todas nuestras actividades y es también la esencia que se ha ido contagiando y transmitiendo a quienes las hacen y con quienes hemos cabalgado, cabalgamos y cabalgaremos por ese pozo que –como digo- no tiene fondo y no deja de admirarnos y de enriquecernos…